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domingo, 29 de junio de 2008

ANALISIS CAMPO TEXTIL

La historia de la industria textil en Colombia se remonta al siglo XVIII, cuando los
artesanos de El Socorro, en el estado de Santander, suministraron un floreciente mercado
doméstico de tejidos de lana y algodón, utilizando tecnología rudimentaria. Con la
industrialización, las telas, hilos, sedas y otros tejidos de Inglaterra empezaron a dominar el
mercado colombiano y la actividad local de los telares quebró.
Fue sobre todo entre 1900 y 1921 que se establecieron las primeras fábricas en el país, las
Cuales determinarían el destino de la industria textil hasta la fecha. Muchas de ellas se situaron en
Medellín y sus alrededores, pues esta ciudad era el centro de la economía del café, el cual
Proporcionó el capital que se necesitaba inicialmente. Como consecuencia de la gran depresión
De la década de 1930, el sector textil se reestructuró y surgieron dos grandes empresas líderes:
Coltejer, la cual absorbió los tejidos de Rosellón; y Fabricato, que surgió de la unión de
Antioqueña de Hilados y Tejidos y de la Fábrica de Hilados y Tejidos del Hato. Estas dos
empresas, junto con Tejicondor –constituida en 1934– establecieron un oligopolio real, de
acuerdo con el censo industrial de 1945, representando el 60% de la capacidad de
producción total de hilados y tejidos de las 66 empresas registradas.
De otra parte, desde su creación, en 1940, el Instituto de Fomento Industrial –
IFI– ha desempeñado un importante papel, creando y financiando importantes
empresas textiles colombianas, tales como Texpinal, Fatextol y Federaltex.
Recientemente (1995) proporcionó $17 mil millones de pesos de capital de trabajo
a Coltejer.
Con el tiempo, Colombia se convirtió en exportadora de algodón, hilados,
tejidos y confección. En 1965, las exportaciones de textil excedieron por primera
vez a las importaciones, siendo las primeras US$12 millones, contra US$5 millones
de las segundas.
Durante el periodo 1977 -1983, hubo estancamiento y una cierta pérdida de
competitividad, debido sobre todo al auge de la industria textil en el lejano oriente,
a la falta de inversión en la industria textil colombiana, a diseños pasados de moda,
insuficiente productividad y problemas de contrabando.
El gobierno colombiano reaccionó con una serie de medidas, las cuales
protegieron la industria nacional t extil de la competencia exterior hasta finales de
1991, cuando se dio inicio a la llamada apertura. A partir de ese momento, los
márgenes de ganancia de las empresas textiles colombianas se hallan bajo una
fuerte presión, pues la competencia con los tejidos de importación llevó a un
descenso de los precios.
Todo ello trajo problemas financieros y, en algunos casos, dio lugar a
concordatos, con el objetivo de restaurar las capacidades financieras de algunas
empresas. De los 56 concordatos acordados en Colombia en 1995, no menos de
catorce se situaron en el sector textil y de confección: Fábrica Slaconia, Textiles
Vanylon, Textiles El Cedro, Margarette Fashion, Textiles Papagayo, Cuatro en
Textiles, La Marca Textil, Creaciones Periquita, Modas Fresita, Fábrica de Hilazas
Vanylon, Textiles Punto Flex, Quintex –Química Industria y Textil –, Ricambro,
Paños Vicuña, etcétera.
El año 1995 fue realmente desastroso; la mayoría de empresas importantes
tuvieron pérdidas considerables, con Coltejer, Fabricato y Tejicondor a la cabeza
de todas.
Durante el periodo 1991-1993, la producción textil en Colombia disminuyó
ligeramente, en comparación con 1990; sin embargo, en 1994 y 1995 parece que
hubo un ligero crecimiento de dicha producción, a pesar de que siguieron las
pérdidas de las empresas. La producción en confección aumentó en 1992, pero
desde entonces fue cayendo gradualmente.

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